El feedback en el aula
- laeducacionentiemp
- 11 jul 2020
- 3 Min. de lectura
La frase: “El protagonista en el aula no es el docente, es el aprendizaje” es una frase extraída de la entrevista que ahora desarrollamos en formato redacción, una frase que además,debería resumir cualquier acción dentro del aula. En la entrevista que les hicimos el pasado miércoles a las chicas de @gamanpedagogia, hemos querido hablar del feedback como una herramienta bidireccional de aprendizaje, donde el alumno se hace con la voz constructiva y la crítica se desvanece para dejar paso a la opinión positiva. Laura y Mireia son pedagogas de profesión y de pasión y eso se nota en cómo explican aquello que creen esencial en el aula, acciones tan esenciales como la retroalimentación, la cual consideran elemento imprescindible para un correcto proceso enseñanza-aprendizaje.
Comenzamos la entrevista por la raíz, ¿qué entendemos por feedback? Y en esto, nuestras entrevistadas lo tuvieron claro, ya que fueron varias las veces que nos insistieron en entender y definir el feedback como aquella retroalimentación que aporta información positiva y motivadora a quien lo recibe para corregir y mejorar en aquello sobre lo que se está recibiendo opinión.
También nos hablaron de las formas que deben tenerse en cuenta en su ejecución, es decir, cumplir una serie de características propias de esta acción, características que deberían motivar y generar la intención de aprendizaje y por lo tanto de corrección en quien lo recibe. Nos hablaron en concreto de 7 puntos clave:
1. El feedback debe enunciarse de forma asertiva. 2. El contenido debe ser positivo. 3. Debe buscar la motivación que mueva al receptor y lo lleve a mejorar. 4. Debe conseguir un avance o mejora. 5. Transmitir de forma clara, sencilla y concisa. 6. El emisor debe encontrarse en un momento óptimo de comunicación . 7. No hacer uso de las palabras: pero, nunca y siempre para evitar confusiones. Nos insistían Laura y Mireia en el correcto uso de esta potente herramienta ya que, aún estando presente en todas las interrelaciones sociales diarias, desgraciadamente, no se emplea de manera constructiva sino destructiva, en infinidad de ocasiones, es por ello que debemos tener en cuenta, entre otras, las pautas que tan acertadamente nos explicaron.

Ahora que tenemos los elementos necesarios que nos ayudan en una aplicación correcta, ¿cómo debería ser su aplicación concreta en él aula?, ¿cómo deber ser para sacar su mayor potencial? y sobre todo, ¿cómo puede ayudarnos en el camino hacia la compresión y la interiorización de conceptos y procedimientos?
Nos explicaron las chicas de @gamanpedagogia, que el uso del feedback en el aula hace mejorar notablemente el aprendizaje del alumnado, porque aprende de su propio error, porque conoce de manera asertiva y clara qué puntos le faltan para alcanzar los objetivos a los que se espera que llegue, pero una vez más es importante que su aplicación no caiga en la improvisación sino que debería ser un proceso previsto y pautado en la programación de aula, de la siguiente manera:

1. Debe ser regular en el tiempo. 2. Debe ser específico, concreto. 3. Debe ser explicativo: debe dar información añadida. 4. Debe ser a tiempo real porque si no se pierde la motivación y el aprendizaje instantáneo referencial. ¿Y los docentes? ¿Debemos recibir el feedback de nuestro alumnado? O, ¿cómo sabemos si lo explicado realmente llega a las cabecitas pensantes de nuestro foro? Está bien claro que los resultados que obtenemos después de una prueba practica tipo examen, nos ayudan a ver la sintonía aproximada, pero…¿es real? ¿Ese feedback depende 100% de nuestra forma de explicar, o depende en parte también de los conocimientos previos de cada uno de los alumnos?
La respuesta es fácil, necesitamos, al igual que ellos, un feedback continuo que nos ayude a mejorar, a entender y porque no decirlo, a aprender de nuestros errores, porque nuestro alumnado, el contexto social y las situaciones están en continuo cambio.

Olvida el miedo a la equivocación, porque el buen docente es aquel que hace del error una oportunidad. El error nos hace humanos, nos acerca a nuestro alumnado y eso, sin duda, hará de nuestra clase, un aula cargada de feedback positivo.
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